11.5.13

Volver a empezar

En apenas quince minutos al AZ se le habían facilitado muchísimo las cosas para llevarse la KNVB Beker. Fue como si Gertjan Verbeek, entrenador alkmaarder, hubiese escrito el guion y Willems, Bouma, Marcelo y Hutchinson lo hubiesen seguido a rajatabla en los primeros compases del partido. Cualquiera que lea con relativa frecuencia la prensa deportiva holandesa o vea los resúmenes de Eredivisie Live sabe (y Advocaat, que lo quiso fichar enero, lo sabía) que Adam Maher es de esos jugadores a los que no les puedes conceder dos metros, ni siquiera uno. Y mucho menos dejarle conducir un contragolpe desde su propio campo, porque pasa lo que pasa. Uno a cero y vuelta al círculo central entre lamentaciones. Volvió a parpadear el PSV tras el primer mazazo y, antes de poder abrir los ojos, el balón fue a parar a los pies de Altidore muy cerca de la portería. En décimas de segundo, éste levantó la cabeza y con un quiebro hacia adentro 91 kilos de futbolista girando en sincronía- puso a Marcelo y Hutchinson en lista de espera para un trasplante de cintura. El último obstáculo antes del gol se llamaba Waterman y fue fácil superarlo. Dos a cero en menos de un cuarto de hora de partido. Al PSV le había vuelto a condenar su defensa de preescolar.

En ese momento que va desde que encajas el segundo gol hasta que vuelves a sacar de medio campo, seguramente a muchos aficionados boeren se les pasó por la cabeza que lo único que han celebrado en los últimos cinco años ha sido una KNVB Beker. Un bagaje paupérrimo para el mayor presupuesto de la Eredivisie. Este año en blanco (el cuarto de los últimos cinco si no contamos la Johan Cruijff Schaal como título grande y, casualmente, el de su centenario) debería ayudar al PSV a reflexionar sobre muchas cosas más allá de si van Bommel colgará las botas o si Toivonen, Mertens o Strootman harán las maletas cuando llegue el sol de junio. La temporada que viene jugarán la Champions League después de cinco años, y a su línea defensiva le cuesta ser competitiva incluso en la Europa League. Hutchinson es un caramelo para los extremos, Marcelo es demasiado rígido y Bouma, a sus 34 primaveras, pide ya el relevo mientras Zanka sigue sin dar el salto al primer equipo.

Cocu y sus asistentes, Faber (medio) y van der Weerden (izquierda)

Cocu tiene trabajo por delante.

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